Francesc Quer es psicólogo organizacional y ‘marketing coach’ en Coactiva.
El optimismo, ¿un estado o una actitud? Aunque se defina el optimismo como una actitud en ver y juzgar las cosas desde la vertiente positiva, puede convertirse en un verdadero estado, como aquel dicho «este chico es positivo de pura cepa». El hecho de que las personas tengan cierta predisposición genética no quita que puedan potenciar su optimismo aprendiendo de las vivencias que afrontan en su día a día.
Será bueno ocuparse del aquí y ahora
Hoy en día el entorno es incierto, vulnerable, pone realmente a prueba la capacidad de resistencia que tienen las personas, a veces incluso al límite. Se tendrá que estar atento a las preocupaciones que provoca el mismo cuerpo, el entorno y el momento, pero especialmente será bueno ocuparse del aquí y ahora, de animarse por aquellas noticias positivas, que aunque haya pocas y cuesten de encontrar serán bastante importantes porque animarán a tener esperanza, reforzar la confianza y los aprendizajes para cuando pase todo esto.
Además, el optimismo se puede potenciar modificando en algunos casos, incluso, la escala de valores personales de cada cual, de enfocarse más allá de lo que provoca el placer a corto plazo, a buscar la felicidad a largo plazo. La bioquímica del cerebro demuestra que el placer (dopamina) y la felicidad (serotonina) van a menudo por caminos diferentes. La dinámica del placer puede convertir a las personas en adictas, a buscar de manera continua indicadores, a menudo cuantitativos, «que lleven a una verdadera carrera de obstáculos»; en cambio los mecanismos que hacen posible la felicidad son más sostenibles, más cualitativos y congruentes con un estado de ánimo más repuesto, positivo y optimista.
No dejarse influir negativamente más de la cuenta por los otros y por su entorno
¿Pero qué es el antídoto para ser optimista? Lo que diferencia realmente una persona de otra pasa por la capacidad de auto-gestionar su estado interno, su recurso más valioso: cómo es capaz de modificar y cambiar sus pensamientos y creencias negativas a positivas, de modificar sus emociones y sentimientos, traducirlos todo ello a comportamientos positivos y deseables. A no dejarse influir negativamente más de la cuenta por los otros y por su entorno. Reforzar su estado interno lo llevará a tener más recursos, una mayor resiliencia ante las situaciones adversas, menos estrés, y por lo tanto una mejor biología por la reducción del cortisol, y no debilitación de su sistema inmunológico.
Para llegar a ser optimistas de tipo, las personas tienen que aumentar su grado de autoconocimiento y tomar conciencia de sus actos. Aprender a abandonar el modus supervivencia, «lo que piensan y hacen siempre que les hace sentir cómodos», por el modus crecimiento, «arriesgarse a ser protagonistas con lo que pueden llegar a pensar y hacer, tomar conciencia de que pueden lograr resultados diferentes y más positivos a cómo lo han hecho siempre».
A menudo las oportunidades salen cuando hay retos a superar
En los momentos que estamos viviendo, mantener un estado de ánimo positivo no será fácil, parecerá en algunos momentos que «nadamos a contracorriente», pero a menudo las oportunidades salen cuando hay retos a superar; y si además disfrutamos de alguna de estas noticias positivas, aunque sean poquitas y escondidas, nos ayudarán a reforzar el optimismo y el estado de salud.
Artículo publicado en Viaempresa y reproducido con permiso expreso de su autor.