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El trabajo no será para ganarse la vida

confianza en las redes sociales por Genís RocaGenís Roca es empresario, arqueólogo y presidente de la Fundació puntCat.

Da toda la sensación que la sociedad industrial tenía un sistema de reparto de la riqueza que está dejando de funcionar en la sociedad digital. Durante siglos hemos construido un mecanismo para financiar infraestructuras y servicios públicos basado en que quien gana dinero debe aportar una parte al bote común. Nuestro sistema de redistribución de la riqueza en el territorio se ha organizado, básicamente, alrededor de los sueldos y los impuestos, pero esta fórmula se agota rápidamente porque las grandes plataformas digitales globales capturan mucha riqueza, pero proporcionalmente tienen pocos trabajadores en nuestro país y por tanto aquí pagan pocos sueldos. Gracias a la lamentable coordinación de los mecanismos fiscales mundiales también han aprendido a beneficiarse de maneras legales para tributar pocos impuestos aquí. No reparten suficientemente lo que ganan.

trabajo de veranoPor ejemplo, la posibilidad de escuchar música en streaming ha hecho que dejemos de comprar en las tiendas de discos, que han acabado cerrando y por tanto han dejado de pagar impuestos y sueldos. No compramos música, pero pagamos una cuota mensual en plataformas como Spotify, que no contrata gente aquí y legalmente puede tributar en cualquier otro lugar del mundo que le salga más a cuenta. La prueba de que el modelo digital reparte mal es que Jeff Bezos, el fundador de Amazon, en poco más de 20 años ha acumulado una fortuna personal de 144.000 millones de dólares.

Otro ejemplo: Google tiene solo 337 trabajadores en toda España y un ridículo capital social de 3.006 euros. La digitalización permite ganar mucho dinero sin que eso esté correlacionado con la creación de empleo y sin mecanismos claros para retornar a los territorios parte de la riqueza obtenida.

Cuando las máquinas hacen algo bien, lo que nos preocupa es que nos queda una opción laboral menos

nuevas formas de trabajarAdemás, la tecnología es cada vez más inquietante. Cuando descubrimos otra cosa que las máquinas pueden hacer bien, lo que realmente nos preocupa es que nos queda una opción laboral menos. Necesitamos el empleo para ganarnos la vida y si las máquinas ocupan nuestros puestos de trabajo no está claro de qué viviremos. Necesitamos recursos económicos para acceder a la vivienda, a la comida, al ocio, a la educación o a la salud. Nadie nos regala esos recursos: el dinero lo recibimos a cambio de hacer algo. El problema no es que las máquinas sepan hacer cosas, sino que nosotros necesitamos hacer algo si queremos cobrar, si queremos vivir.

El trabajo está dejando de funcionar como sistema de reparto de la riqueza, tanto a nivel individual como colectivo, y también está dejando de funcionar como sistema clave para nuestra subsistencia. Durante casi todo el siglo XX, si estabas bien preparado, podías encontrar un buen empleo y ganarte la vida, pero esta lógica no ha resistido el paso del tiempo.

En la actualidad tener un puesto de trabajo no garantiza vivir en sociedad con los mínimos requeridos. Tenemos segmentos importantes de población en condiciones de pobreza pese a tener un empleo, y amplios segmentos de población con más de 30 años y bien preparada que viven en pisos compartidos porque es imposible asumir en solitario el precio de un alquiler.

Muchos jóvenes ya no se quieren explicar mediante el trabajo

nuevas formas de trabajarAlgo se ha roto. Muchos jóvenes ya no se quieren explicar mediante el trabajo, aunque lo tengan, porque es demasiado volátil para convertirse en el centro de su vida. Antes un trabajo era para toda la vida y ahora ningún trabajo lo es. Es un momento desconcertante porque el modelo de vida y sociedad que durante 200 años hemos propuesto para todo el mundo ya no es creíble para cada vez más gente.

La digitalización está consiguiendo procesos cada vez más autónomos y eficientes, y esto tiene un impacto directo en el mundo del trabajo y, por tanto, en nuestro sistema social de reparto de la riqueza. La transformación digital creará empleos, pero no serán suficientes para soportar el sistema del que venimos. Necesitamos encontrar un nuevo modelo si queremos que la sociedad digital sea justa en términos de creación y reparto de riqueza, y en este tránsito, todo parece indicar que el trabajo tendrá menos peso.

De una sociedad construida alrededor del trabajo a una nueva sociedad construida quizás alrededor de la información

pros y contras del teletrabajoCon toda certeza deberemos ponernos más serios en temas fiscales, y si conseguimos recuperar parte de la riqueza generada, quizás podremos hablar más de renta básica universal o de otras soluciones similares. De una sociedad construida alrededor del trabajo a una nueva sociedad construida quizás alrededor de la información. En cualquier caso, durante las próximas décadas tendremos que construir un nuevo modelo, un nuevo contrato social.

Artículo publicado en La Vanguardia y reproducido con permiso expreso de su autor.

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